• Capitulo 1 · Tendencias

SECCION K

En los setenta comienza a democratizarse la moda y se abandona el look único, comienza a llevarse varios estilos a la vez, por un lado el hippy, con los jóvenes que rechazan la burguesía y se inspiran en otras culturas surge el look étnico, las melenas, el flowerpower y por otro lado la cultura de la música y las drogas crean el look psicodélico, la moda disco, las plataformas, los pantalones de campana, las melenas y el look travolta y también el punk que aunque minoritario marcara estilo en los mas arriesgados, comienza el look militarizado.

Vestimenta. Elementos destacados

La silueta vuelve a marcar las formas del cuerpo y se ciñe como nunca, los pantalones y las camisetas son como una segunda piel. Pero estas corrientes comienzan a ser seguidas solo por los jóvenes.
Sweaters de Dalila Puzzovio y los vestidos “retro” de Gatti son furor. Telas pintadas a mano por Rosa Gálvez y Manuel Lamarca reinan hasta 1975. La moda deco y revival en Buenos Aires se encuentra en la boutique de Diba´s, boutique a la manera de París, como Clocharde, La tartana, entre otras. Hacia el fin de la década se produce una invasión de marcas de Taiwán que compiten con una alicaída industria textil en la época Martínez de Oz.
Entre las líneas de los setenta se puede identificar el folk, look superpuesto de Kenzo, el prêt-à-porter, moda gatsby, moda safari, color beige o tierra, pollera amplia o look ruso de Saint Laurent, el hotpant, la maxifalda, botas altas acordonadas, blusas ajustadas, el unisex y los pantalones ; hacia 1975 aparece la moda retro.

prêt à porter

Prêt-à-porter es una expresión francesa que significa textualmente «Listo para llevar». Se refiere a las prendas de moda producidas en serie con patrones que se repiten en función de la demanda; es por tanto la moda que (con diferentes calidades y precios) se ve en la calle a diario. Aún así, hay también un prêt-à-porter de lujo producido por numerosas firmas de máximo prestigio, como Yves Saint Laurent y Chanel. Es inevitable contraponer este término al de Alta Costura (o Haute Couture), ropa hecha a medida por grandes modistas, y, con bastante frecuencia, de diseño exclusivo.

hot pants

Se denominan Hot Pants a los shorts ajustados al cuerpo que se utilizaron durante los años de reveldía.
Se convinaban con botas altas y cinturones anchos, así como también remeras cortas que dejaban ver el ombligo.

pantalón de elefante

Pantalones de pata ancha (o campana) como la de los elefantes... una variedad de los pantalones de campana sólo que éstos comienzan a ensancharse desde mucho más arriba

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Imagenes de la Epoca

Personalidades destacadas

Andre Courreges, Yves Saint-laurent, Laura Ashely, Valentino.


EL DI TELLA


Años gloriosos en Argentina: surgen diseñadores en el Instituto Di tella. La zona de la “manzana loca” dicta la moda; Modart lanza el unisex. Hacia 1964 Courreges diseña la minifalda, y Mary Quant la lanza junto a la explosión juvenil. Dalila Puzzovio y Medora Manero crean moda psicodélica, Julio Repetto lanza accesorios en acrílico, María Larreta es la modelo de Dorian. La minifalda y los pelos largos iracundos (en los varones) provocan escándalos en Buenos Aires y en el país. Se cambia lo establecido –hippies, flower power, lo hindú– y se ensayan nuevos caminos con materiales inéditos.


En "el Di Tella", como se lo llamaba popularmente -aunque el apelativo también se asociaba con los taxis y las heladeras de esa marca-, desembarcaron de un modo u otro todas las manifestaciones del pensamiento. Primera Plana conservó su independencia hasta que la clausuró la dictadura de Juan Carlos Onganía, a fines de julio de 1969, y ya nada allí volvió a ser lo mismo. Al Di Tella, en cambio, le llovieron desde temprano las más extravagantes formas de censura. Grassi Susini, un activista de derecha que sería luego jefe de la policía de la provincia de San Juan, acaudilló uno de los grupos que trataron de incendiar la sede de la calle Florida. El general Roberto Levingston, que en 1968 era jefe del servicio de informaciones del ejército, fue invitado por Guido Di Tella a comprobar personalmente que el Instituto no cobijaba a subversivos. El colaborador de la revista Sur , Eduardo González Lanuza, vinculado en su juventud al Ultraísmo y otras vanguardias, se irritó tanto con la La menesunda , una instalación de Marta Minujín y Rubén Santaonín, que dio una incendiaria conferencia contra ella, a la que asistieron más de setecientas personas de grupos católicos conservadores.