Sus comienzos
La historia del whisky, o el "agua de la Vida", se remonta a los Celtas. Este brebaje era considerado como un regalo de los Dioses, ya que "revivía" a los muertos, además de calentar cuerpo y alma durante los fríos inviernos. La primera vez que el whisky fue destilado, y con una gran producción, fue en Escocia, allá por el año 1494, cuando el fraile Juan Cor logró un volumen equivalente a más de 1400 litros.
El whisky se introdujo rápidamente a la población en general como una medicina; también se lo consideraba el único antídoto conocido contra la pena, por lo tanto grandes cantidades se consumían en los funerales. Con el tiempo, beber y brindar se pusieron de moda. En los siglos XVII y XVIII el whisky barato se usaba para preservar los cuerpos destinados a la disección. El Parlamento y la iglesia querían controlar los hábitos de los bebedores y debido a ello en 1579 se promulgó una ley que trató de erradicar la bebida de los domingos. Las multas por asistir a las tabernas y Pubs eran muy elevadas. Hasta que en 1644 se aprobó por primera vez una ley mediante la cual se eliminaron los impuestos internos de consumo de whisky. Inicialmente, la producción de whisky era domestica, así como fabricaban su propia cerveza, también destinaban parte de su cosecha a la producción del agua de vida. Su uso basicamente fue para consumo propio y como moneda de gran valor, hasta que por el siglo XIX empiezan a aparecer las primeras destilerías, y lentamente el whisky comienza a expandirse por todos los rincones del mundo.