MIRANDO EL FUTURO

Nuevos actores en viejas estructuras



Hemos intentado abordar el tema del cogobierno universitario y las particularidades del claustro estudiantil, intentando dar cuenta de parte de las percepciones, sentidos y prácticas que se desarrollan en su interior. Sabemos que se trata de uno de los abordajes posibles, y, aún insertos en nuestro marco teórico-metodológico, no hemos agotado la temática. Buscamos, en principio, posicionar a la universidad en tanto objeto de estudio, y describir algunos aportes que buscan comprender e interpretar el funcionamiento del gobierno de esta histórica institución. Asumimos, luego, que "la perspectiva del actor" nos permitiría conocer algo acerca de los sentidos de los estudiantes otorgan a su quehacer en tanto representantes de su claustro.

A lo largo de estas páginas pudimos intuir que la participación en el cogobierno es compleja, y por momentos se plasma en una confrontación abierta con otros claustros. El gobierno colegiado es definido como un espacio conflictivo, y esto se percibe claramente en los testimonios y actuaciones de los estudiantes. Pero también pudimos observar que el lugar del representante no es sencillo: representar a una masa dispersa y políticamente indiferente resulta un enorme desafío para este pequeño grupo de estudiantes participantes en política. Como dijimos, el vínculo representativo es ciertamente complejo en las sociedades contemporáneas, y en la universidad cobra ribetes particulares.

Pudimos ver cómo la crisis de 2001 impactó en la universidad permitiendo la emergencia de nuevos actores políticos en el ámbito estudiantil, que ocuparon roles en la estructura del cogobierno. La crisis instaló en la universidad los cuestionamientos y el descrédito hacia la política, la sensación de distancia entre el pueblo y sus representantes (los estudiantes y los órganos de conducción) y un deterioro institucional motivado por la defensa de intereses privados en un ámbito que es público por definición y por financiamiento.

Sin embargo, desde mucho antes de diciembre de 2001, se habían comenzado a elevar advertencias sobre disfuncionamientos y malestar en la vida universitaria. Los señalamientos sobre el aumento de la partidización y la disminución de la politización53, sobre el uso espurio de los espacios de representación académica y de poder, y las reformas impulsadas por agentes externos a la universidad, son algunas facetas de este deterioro. Así, una de las evidencias de trasfondo que arroja la crisis es la enorme dificultad de la universidad para formar comunidad, como si el desgaste institucional, la crisis nacional, y la debacle del aparato radical revelasen los desgarramientos internos y la anteposición de los particularismos al interés general de la institución. En este contexto, los "nuevos actores" estudiantiles que llegan al cogobierno luego de la crisis de Franja Morada asume públicamente el discurso que denuncia la "vejez" de las estructuras gubernamentales, y se comprometen a revertir esa sensación de desgaste. La carga positiva que encarna la idea de "nuevo" hace referencia al ejercicio de diferenciación que realizan permanentemente los estudiantes que arribaron recientemente a los cuerpos colegiados. Al encarar lo nuevo, lo novedoso, lo innovador, los estudiantes-participantes-en-política no sólo buscan posicionarse como el sector que viene a restituir el pluralismo en la UBA luego de los años de hegemonía radical, sino también como los actores encargados de renovar toda la estructura universitaria.





subir