Fue Cristóbal Colón en su segundo viaje quien trajo el cultivo de vid a América en 1493. Las primeras variedades llegaron a las Antillas , pero debido al clima de la región, no lograron fructificar.
En 1543 se introdujo por primera vez la vid en en nuestro país desde Perú.
La expansión del vino por los territorios se vio relacionada con el cristianismo ya que era necesario para celebrar la misa.
Domingo Faustino Sarmiento contrató en 1853 a Aimé Pouget, para reproducir las primeras cepas de variedad francesa, el Malbec.
En 1916, José Alazraqui promueve en la zona Noroeste, junto a Miguel Urtado, el surgimiento de la viticultura regional.
Luego de la primera Guerra Mundial, los vinos argentinos adquirieron calidad, y las cepas traídas desde Francia, Italia y España dieron excelentes resultados.En 1960, tanto el cultivo de hectáreas como el consumo crecían rápidamente a pesar de que el vino era considerado común y de calidad regular.El buen rendimiento de los cultivos y la implementación de las nuevas tecnologías, hizo que la producción alcanzara récords históricos. Pero la crisis en el sector, comenzó a disminuir el consumo de vino.
En 1987, el cultivo de vid había disminuido notablemente y aún no se consideraba los vinos argentinos como vinos de calidad. Muy diferente era la situación de Chile, el cual ya había iniciado campañas de venta al exterior basadas en un vino de calidad a precio moderado.
En 1991, las fronteras argentinas se abrieron a productores, enólogos e ingenieros agrónomos, quienes comenzaron a generar una conciencia de modernizar y adecuar la oferta de vinos en el país.
En los últimos tiempos, a pesar de la difícil situación económica del país, el sector vitivinícola argentino experimenta un desarrollo importante y positivo.
Este progreso en la producción vitivinícola, le permite a la producción nacional competir con los mejores vinos del mercado mundial.
En 1638 nace Pierre Perignon, se hizo benedictino y fue administrador de la abadía de Hautvillers que disponía de grandes plantaciones de viñedos. Perignon observó que el vino, tras el invierno, tendía a soltar burbrjas y quiso embotellarlo con ellas, por lo que pensó que la segunda fermentación debía llevarse a cabo dentro de la botella cerradas con corcho y una cuerda. También se le ocurrió mezclar uvas de distintas zonas, mejorando el champagne y establecer unas reglas para su elaboración, como son las de no usar más que uvas de pinot noir, podar los viñedos para que no alcanzaran más de 90 cm. de altura, recoger sólo las uvas que estaban enteras y cuando hacía frío, poner telas húmedas sobre los racimos que estaban al sol para conservarlos frescos, no permitir ningún tipo de maceración que cambiase el sabor del mosto, dar varias prensadas rápidas y suaves separando el mosto de cada prensada. Así es como Perignon mejoró el ya existente Método Champanoise, aunque en muchas ocasiones se la atribuye a él su descubrimiento.
El método champenoise es el procedimiento tradicional para hacer un vino espumoso. Es el método tradicional usado para obtener champán en Francia. Actualmente prefiere ser denominado «método tradicional». Anteriormente se llamaba más méthode Champenoise pero los productores de Champaña consiguieron que la legislación de la Unión Europea restringiera el término a vinos de su región.
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