1960/1970

Se impuso la minifalda combinada con vestidos de colores vibrantes. El mundo había entrado en un estado de rebeldía; las faldas largas y étnicas convivieron con los minishorts que se llevaban con zapatos de plataforma. Una década en donde todas las mujeres modernas e independientes deseaban demostrar estas cuestiones cortándose el pelo con un famoso corte que impuso Mary Quant (apodada la reina de la minifalda) que consistía en un peinado “champiñón” como lo usaban los Beattles. El ideal de la década era no mostrar los atributos femeninos ni las curvas, sino, por el contrario parecer delegadas ninfas que mostraban su lado infantil a modo de juego de seducción. La artificialidad de los años 50 había quedado de lado. El máximo exponente de este look aniñado era Twiggy, que logro el estatus de estrella del pop. Las flores eran un símbolo de juventud, como la margarita de Mary Quant, que se veía en adornos de plástico o estampado de géneros. Una época en donde se vivía la euforia por el futuro y lo espacial, hizo que el color blanco y el plateado sean furor. Hasta entonces el ideal de belleza era el que más o menos era aceptado por todo el mundo. De repente en los años 70 era un tema de largas discusiones. Para algunos era el ideal Hippie, sumamente natural, para otros los artificial y brillante de las estrellas de rock, para otros la actitud revolucionaria de los guerrilleros y marginados sociales. Las mujeres trabajadoras eran las primeras que adoptaron el look natural dando a entender que era más importante su trabajo que su aspecto. Mostraban un aspecto cuidado y natural, con poco maquillaje y de colores suaves. Los peinados aireados al estilo Ángeles de Charlie eran los más imitados. El cuerpo debía parecer sexy y deportivo naturalmente, los productos para adelgazar eran un éxito comercial. La tendencia hacia lo natural consiguió la aceptación del look Afro, por lo que muchas mujeres intentaron copiar este look por medio de la permanente. Por otro lado en las discotecas y clubes nocturnos la historia era otra, para permanecer en estos lugares se exigía resplandor y brillo por doquier.