En el gran Chaco

Con el nombre de guaycurúes se conoce a un conjunto de pueblos de origen patagónido que habitaban las inmensidades del Chaco, divididos en: abipones, mbayaes, payaguaes, mocovíes, tobas y pilagaes. De estos grupos actualmente sobreviven los mocovíes, tobas y pilagaes en Chaco y Formosa. Fundamentalmente recolectores de frutos (algarrobo, chañar, mistol, tusca, higos de tuna y pequeños ananás silvestres), practicaban la caza fuera de la estación más propicia para la pesca. Los matacos/wichis fueron llamados bajo la primera de las denominaciones por los españoles, término que en castellano viejo significaba "animal de poca monta, sin importancia". Wichi en nomenclatura etnográfica significa "gente".

De tipo racial patagónido con influencia andina y brasílida, basaban su economía en la recolección y la pesca. Habitaban chozas de forma cupular hemisférica, hechas de ramas y paja, que medían 3 metros de diámetro por otros 3 de alto, sin puertas. Solían comer carne, por lo general poco asada, charqui de pescado, frutas de algarrobo, porotos del monte. El gran consumo de estas tribus fue el tabaco: secaban las hojas al fuego y luego, desmenuzándolas entre las palmas de las manos, las fumaban en pipas de madera o barro cocido. Los chiriguanos en tanto, entraron al Chaco salteño con el conquistador portugués Alejo García, a mediados del 1500, superponiéndose a los pueblos de origen andino que ya ocupaban el territorio y adoptaron esa cultura existente, más fuerte y sofisticada. Su organización económica se basó principalmente en la agricultura, cultivando maíz, poroto, calabaza, mandioca dulce, sorgo, melones y algunas frutas. Para ahuyentar a los loros de las sementeras ponían sobre estacas las máscaras de carnaval que descartaban después de las fiestas, mientras que para almacenar sus cosechas, construían graneros sobre pilotes.