En la Pampa y Patagonia

La presencia humana más antigua en territorio argentino ha sido registrada en la Patagonia. Un remoto asentamiento fue ubicado en Los Toldos, también en la provincia de (Santa Cruz) con restos que datan de 10.500 años adC. Hace 9.000 años surgió la industria Toldense, caracterizada por puntas de proyectil sub-triangulares bifaciales y raspadores laterales y terminales, cuchillos bifaciales y herramientas de hueso. Estos primeros habitantes del territorio argentino cazaban milodones (parecido a un gran oso con cabeza de camello ya extinguido) e hippidions (caballos sudamericanos que desaparecieron hace 10.000 años), además de guanacos, llamas y ñandúes. En la misma zona se han hallado pinturas de manos y guanacos estampadas 7.300 años aC en la Cueva de las Manos (Río Pinturas, Santa Cruz). Se trata de una de las expresiones artísticas más antiguas de los pueblos sudamericanos y ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Para el año 9.000 a. C. ya había comenzado el poblamiento de la pampa. Más tarde, entre los 7.000 y 4.000 años A.P., aparece la industria Casapedrense, caracterizada por una mayor proporción de instrumentos líticos confeccionados sobre láminas, probablemente como una muestra de la especialización en la caza del guanaco, lo cual también esta presente en los desarrollos culturales posteriores de los patagones o tehuelches. Desde ese momento y hasta la llegada de los europeos (inicios del siglo XVI) los tehuelches poseían un modo de vida cazador-recolector en el que hacían uso de una movilidad estacional, desplazándose en pos de las manadas de guanacos; durante los inviernos se encontraban en las zonas bajas (vegas, mallines, costas, orillas de los lagos, etc.) y durante el verano ascendían a las mesetas centrales de la Patagonia o a la cordillera de los Andes en donde tenían entre otros sitios sagrados el cerro Chaltén. Hacia el siglo XIV d. C., una rama de los tehuelches, los selknam, invadió la Isla de Tierra del Fuego, forzando a que los yámana y kawéskar, que se encontraban allí al menos desde el siglo X, a desplazarse hacia las costas meridionales y occidentales. Las culturas pampeanas y patagónicas no parecen haber desarrollado un ningún conocimiento agroalfarero, y se organizaron sobre la base de sistemas de caza y recolección.