Los pueblos originarios de Argentina conciben a la naturaleza como parte de su ser y esencia y se niegan a adoptar la lógica de la explotación y el usufructo económico. Antes de que se conociera el término "sustentable", los indígenas convivían con su entorno sin destruirlo y hoy luchan para seguir viviendo de esa forma. Para eso se organizan fronteras adentro y afuera y denuncian atropellos de los gobiernos y las multinacionales.
En el país viven entre 450 mil y más de un millón de indígenas -según la fuente de consulta- de más de veinte etnias. Muchos permanecen en el entorno natural que los vio nacer, otros han tenido que migrar a las ciudades, en muchos casos por la creciente devastación en la que era su fuente de subsistencia e identidad.