Posgrado

La realidad en cuestión

Esta exposición de Adrián Fortunato puede entenderse como un juego, pero se requiere una salvedad: nada es más serio que un juego. En los juegos se juega todo. Esta exposición puede entenderse como una incursión metafísica. esto también merece una salvedad: la metafísica no es un tema de la filosofía. Nos incumbe a todos y es tema central de la arquitectura; no su mera especulación sino su concreto ejercicio. Esta exposición habla del dibujo y la construcción, habla para interpelarlos. Habla para no garantizarles tranquilidad. Esta exposición disloca las fronteras entre representación y realidad, entre símbolo y materialidad.

Presunción de austeridad

En esta muestra hay una restricción deliberada de los medios; en esta muestra hay una ampliación –no sé si deliberada- de los fines. Despojarse del color, despojarse del volumen y de la superficie, quedarse solo con la escueta línea negra, quedarse en la desnudez y el rigor de esa línea. Con ella mostrar la sensibilidad frente al mundo, un mundo que se inestabiliza, se desmonta, se ironiza. Usar para esa línea los recursos del trazo, de la digitalización, de las sombras –que la replican en otros registros-, de la construcción en varillas para que todo se vea. Negar la posibilidad de escape, nada atrás de nada.

Objetos sin objetos

El dibujo en dos dimensiones que refiere, alude, construye, las tres dimensiones. Los objetos en tres dimensiones que refieren, aluden, dibujan, las dos dimensiones. La imagen virtual insistiendo en mostrar un espacio virtual, una redundancia tan efectiva que anula la virtualidad. ¿Tal vez, todo sea realidad? Objetos que no son objetos, objetos que son el dibujo de objetos. diseños canonizados compartiendo la misma lógica con los cotidianos. Cruces tan complejos que solo subsisten por la limpidez del trazo que repica en el cruce, porque es trazo gráfico y material.