Recuerda que la falta de exploración visual del ambiente que lo rodea, impide que pueda imitar el comportamiento social y comprender la comunicación no verbal, y por tanto, desarrollar independencia. Esta falta de exploración puede durar mientras no sienta motivación alguna para aprender o tú no se la des. De ahí la importancia de la participación de los padres y toda lafamiliaen la crianza de los niños ciegos.
Sabemos que los ojos son los grandes monopolizadores de los sentidos. Cuando la retina observa, trasmite a la mente y ésta ordena y dispone “sensaciones” – olores, sudoración, temores, apetito, etc.
El niño sin visión debe suplir todo esto con el sonido, el tacto, el olfato, desarrolla muchos de los sentidos que para el vidente permanecen adormecidos.
El niño que carece de visión, exacerba el sentido auditivo, con el que puede investigar el entorno y la distancia. Compensando su deficiencia visual, en las conversaciones desarrollan un diálogo tonal casi desapercibido por nosotros, pero que lo usamos en forma inconciente, como el diálogo gestual.
Esta actividad se realizará en grupos de dos. Los niños/as se sitúan enfrentados, a una distancia no superior a medio metro y tocando cada uno el hombro de su compañero ligeramente. La disposición en el espacio será de tres o cuatro parejas máximo en cada fila, para que el profesor/a los pueda controlar a todos, y en caso de que alguno pierda el control o la orientación asistirlo. El profesor/a dará unas instrucciones muy fáciles a los niños, como son:
- Cada componente tendrá un número, uno será el “1” y otro el “2”, el profesor antes de dar una orden, dirá el número al que va dirigida.
- Cuando el profesor/a de una palmada, el niño tendrá que agacharse, sin perder nunca el contacto táctil con su compañero.
- Cuando de dos palmadas, tiene que ponerse de rodillas.
- Cuando de tres palmadas, se pondrá de pie y en vez de tocarle el hombro al compañero, tocará sus pies, (de forma que la postura del niño irá siendo cada vez más complicada, ya que no puede perder el contacto con su compañero).
- Y por último, cuando ponga una música, los niños se pondrán de pie, se tomarán de las manos y empezarán a saltar, bailar o lo que les apetezca, siempre sin perder el contacto.
Estas órdenes no tienen por qué seguir este orden, pueden alternarse del modo en que se quiera, pero siempre teniendo en cuenta su discapacidad.