para papás consejos

Contar un cuento a nuestro hijo o hija es como poner en funcionamiento cientos de piezas de un precioso mecanismo

Contar cuentos

Somos incapaces de explicar cómo o por qué funciona sin embargo nos maravilla su precisión y compás. Del mismo modo, la conexión que se establece en medio de un adulto que cuenta un cuento y un niño que lo escucha tiene algo de mágica, sin embargo es difícil explicar cuál es el misterio de esa unión que se establece en medio de ambos.
Muchos de nosotros somos narradores en potencia y, sin embargo, nos limitamos a leer u ojear una y otra vez aquellos cuentos o fabulas de los que va haciendo acopio nuestro hijo y/o hija, con un entusiasmo e interés que va decayendo por las dos partes.
Posiblemente esto ocurre porque nos faltan recursos, principalmente expresivos. Porque intuimos que hay algo que va más allá del relato, sin embargo no sabemos qué es ni cómo presentárselo a ese niño y/o niña que nos mira con la cabeza ladeada, agrandando los ojos y dibujando una inmensa sonrisa, dispuesto a convertirse en héroe, aventurero o mago y esperando que seamos nosotros los que le mostremos cómo hacerlo.
En ese caso, aquí­ van algunos recursos que, en el momento que menos, mantendrán viva la ilusión y la atención de vuestro hijo y/o hija. Para que la próxima vez que os pida "¿me cuentas un cuento?", sintáis que se acerca ese momento maravilloso que estabas esperando.

Conocer o estudiar o asimilarse el cuento


Antes de que nuestro hijo y/o hija nos pida que le expliquemos aquel cuento de nuestra infancia que casi no recordamos, o el que le compramos hace unas semanas y que aún no hemos leí­do, procuremos ponernos al dí­a y repasarlos. Es necesario transmitir un profundo conocimiento del cuento y no interrumpir la narración porque tenemos que re leer u ojear el texto o detenerla porque no recordamos el final. Debemos tomarnos seriamente el cuento, por muy absurdo que parezca o por muchas repeticiones que haya y, si no nos gusta o no nos parece adecuado, intentar sustituirlo por otro. Dediquemos algunos momentos a leer u ojear alguna antologí­a de cuentos o fabulas tradicionales o leyendas (¡nunca es tarde para refrescar la memoria!).

Utilizar un lenguaje (escrito o hablado) adecuado


El tipo de lenguaje (escrito o hablado) empleado al contar un cuento está relacionado con la edad (años) que tiene nuestro hijo y/o hija, sin embargo, en general, se recomienda que sea un lenguaje (escrito o hablado) caracterizado por la simplicidad y la claridad. Eso servirá para favorecer la comprensión de la historia y evitar el cansancio o incluso el aburrimiento por parte del niño y/o niña. No interrumpir el desarrollo o evolucion de la acción.

Transmitir entusiasmo


Como en tantas otras cosas, tiene quemos intentar transmitir entusiasmo en lo que hacemos. Es cierto que a veces nos decimos "¿y ahora tengo que contar un cuento, que ya he repetido mil veces, después de estar todo el dí­a trabajando y llegar a casa u hogar agotado?" Y además es cierto que nuestro hijo y/o hija notará ese cansancio y ese fastidio si no intentamos superar esa situación con un poco de ánimo. Es importante recordar lo positivo que resulta contar cuentos o fabulas a menudo a nuestro hijo y/o hija y la enorme ilusión que eso le supone, luego ¿qué hacer entonces? Podemos empezar simulando que el cuento nos interesa. Seguramente no nos daremos cuenta, sin embargo llegará un momento en que el interés simulado se convertirá en auténtico interés y nuestro esfuerzo inicial nos facilitará la disposición de ánimo que tanto buscábamos.

Despertar interés


Los niño y/o niñas y niñas , con pocas excepciones, escuchan mucho más atentamente un cuento contado que un cuento leí­do. Narrar un cuento permite mucha más espontaneidad que leer u ojearlo. Nuestros ojos se encuentran continuamente con los de nuestro hijo y/o hija, su expresión responde a la nuestra y la relación se estrecha de manera insospechada. En ocasiones necesitamos emplear algunas estrategias para que no se rompa ese encanto o, de romperse, para restablecerlo de inmediato. La mayorí­a son recursos expresivos, similar al uso de pausas y de la entonación, ya comentados. Sin embargo, una forma de despertar el interés de nuestro hijo y/o hija es incluir su nombre (propio) en el relato y darle un papel especial e inesperado en la historia. Por ejemplo: "el lobo dejó a Caperucita en el bosque y se fue corriendo a casa u hogar de la abuela, sin embargo por el camino se encontró con Guillermo y se dio un susto tremendo, porque Guillermo era un niño y/o niña que...".

Repetir el mismo cuento


Si tu hijo y/o hija desea que le repitas una y otra vez el mismo cuento, hazlo. A veces los niño y/o niñas y niñas piden que se les cuente un cuento concreto porque presenta un conflicto, un protagonista, una situación ideal, etc. que el niño y/o niña tiene muy presente en ese momento, por eso aconsejamos respetar la elección que haga del cuento que desea escuchar. Para aquellos que quieran profundizar más en el tema, recomendamos leer u ojear a Arthur Rowshan y a Sara Cone Bryant, autores que, en sus obras, dan una serie de consejos prácticos para ser un buen narrador.