Su esmerada educación le permitió desenvolverse en las más altas esferas sociales a la que pertenecía, entrando en amistad con la oficialidad del Ejército realista sin que estos se percataran de su doble vida.
   María Loreto, era quien dirigio a un grupo de distinguidas damas, sus amigas de mayor confianza, entre las que se hallaban Doña Juana Moro de López, Petrona Arias y Juana Torino, entre otras valientes “Bomberas”, que ayudadas por sus hijos pequeños y sus criados espiaban al enemigo realista e informaban a los patriotas, aprovechando de su sociabilidad y afición a las fiestas. Doña María Loreto, secretamente pasó a ser la Jefa de Inteligencia de la Vanguardia del Ejército del Norte y como tal autora de un plan continental de “Bomberas” que fue aprobado y autorizado por el General Güemes. Para cumplir con ello se contactó con otros patriotas del Norte, como Antonio Álvarez de Arenales y Juana Azurduy de Padilla.
   En estas actividades estuvo Doña Loreto desde 1812, en tiempos del General Belgrano, hasta 1822, en todo el periodo de la Guerra Gaucha con el General Güemes.
   Ella vendía pan y pastelillos al ejército realista, para cumplir con su objetivo, que era saber qué cantidad
de soldados había, para lo que llevaba la cuenta en dos bolsitas de maíz, una para los presentes y otra para los ausentes.
   En el hueco de un árbol, a orillas del río Arias, depositaba los mensajes para el Coronel Luis Burela y retiraba los que le estaban dirigidos a ella. Como muestra de su valor, se cuenta que en 1817, el General La Serna, había planeado una entrada al Valle Calchaquí y para distraer a los salteños organizó un baile, pero Doña Loreto allí se entera por boca de un oficial encandilado con su belleza, de la mentada expedición. Sin demora y aun siendo de noche, monta un caballo y da aviso a los patriotas, que pudieron organizar la defensa y derrotar al enemigo.
   Los realistas entraron en sospechas de las actividades de las damas salteñas y comenzaron a vigilarlas. Así es como pasó Doña Loreto la experiencia de estar presa en el Cabildo, mientras su Esposo estaba en Guachipas y partía hacía allí la expedición realista. Las “Bomberas” inmediatamente se organizaron para dar aviso.
   Su firme convicción por la causa patria, no le permitió flaquezas, efectuando actos increíbles para la época y para una delicada Dama.