17 de Noviembre de 2011

Poco tiempo después ocurrió lo inevitable: El vehículo para siete personas resultaba ya insuficiente y poco a poco se ven obligados a carrozar los coches. Diez valientes podían ahora ubicarse en el vehículo de acuerdo a la siguiente disposición: tres atrás, tres en el medio, uno hacia delante y de cada lado como trasportines y dos al lado del chofer. Es cierto que esta nueva disposición producía algunos trastornos: cuando el pasajero sentado en el fondo deseaba bajar, todos los restantes, excluido el chofer, tenían que descender... Pero el ingenio criollo es omnipotente y resolvió rápidamente el problema consultando antes de subir a cada pasajero sobre el lugar de destino y recién entonces, de acuerdo al mismo se establecía la ubicación de cada pasajero. Pero más allá de estas cuestiones anecdóticas otros inconvenientes vinieron a sumarse. Entre ellos, el de la habilitación municipal, necesaria para evitar la superposición de líneas y recorridos.

Turneros en Plaza de Mayo. Los pasajeros retiran número para ascender al colectivo.