Martiniano Arce y su ataúd fileteado

El artista compró dos ataúdes (uno para él y otro para su esposa) que pintó y fileteó para que también la muerte sea una obra de arte, con su epitafio en lunfardo: «Feliz descansaba el punto, estaba desabrigado, le pintaron la sonrisa en su jonca fileteado».

 

Los inicios del decorado de carros

Una anécdota, relatada por el fileteador Enrique Brunetti, cuenta que existía un taller de carrocerías donde trabajaban dos niños que más tarde se convertirían en destacados fileteadores: Vicente Brunetti y Cecilio Pascarella. Un día el dueño les pidió que dieran una mano de pintura gris a un carro, que en aquel entonces era lo que se estilaba. No se sabe bien por qué, los niños pintaron los chanfles del carro de colorado, y esta idea gustó a su dueño. A partir de ese día otros clientes quisieron pintar los chanfles de sus carros con colores, por lo que otras empresas de carrocería imitaron la idea. Así, se habría iniciado el decorado de los carros; el siguiente paso fue colorear los recuadros de los mismos empleando filetes de distintos grosores.