Resistencia durante la Dictadura - 1976

Durante la dictadura militar de 1976 en Argentina, la represión fue implacable: desapariciones forzadas, torturas y censura se volvieron comunes en el intento del régimen de silenciar cualquier voz disidente. Sin embargo, en medio del miedo y la persecución, surgieron voces valientes que se enfrentaron al terror impuesto.

Las mujeres, en especial las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, se convirtieron en un símbolo de resistencia. Con la desaparición de sus hijos y nietos, muchas de estas mujeres decidieron romper el silencio y, sin importar los riesgos, comenzaron a reunirse en la Plaza de Mayo, el corazón de Buenos Aires, para exigir respuestas.

Hebe de Bonafini, junto a otras madres, fue una de las primeras en iniciar esta lucha. Vestidas de blanco, con sus pañuelos que simbolizaban el pañal de sus hijos ausentes, desafiaron el terror militar y buscaron hacer visibles a sus seres queridos desaparecidos.

En un contexto de opresión absoluta, donde las libertades estaban anuladas y el reclamo de justicia era una causa peligrosa, las Madres de Plaza de Mayo marcaron un hito: a través de sus rondas y manifestaciones, lograron desafiar a un gobierno que intentaba desaparecer la historia y los rostros de una generación entera.

Si bien la ley se promulgó en 1947, recién en 1951 las mujeres pudieron ejercer su derecho. “Tenemos que tener en cuenta en primer lugar, que para que las mujeres pudiéramos votar hubo que modificar procedimientos técnico-administrativos estatales que hacían a la identidad de las personas físicas, que en la Argentina estaba asociada al padrón militar desde el siglo XIX”, explica Martínez.

La organización de estas mujeres evolucionó rápidamente, transformándose en una fuerza incansable en defensa de los derechos humanos. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, además de buscar a sus familiares, trabajaron para visibilizar las atrocidades de la dictadura a nivel nacional/internacional, y para establecer la verdad sobre lo sucedido en esos años oscuros.