El primer modelo
Estructura productiva
Calidad de vida

La estructura productiva

Los objetivos son similares a los del ciclo anterior: colocar al mercado interno como centro del consumo de los bienes industriales que se incorporan a la oferta productiva. Para esto, se sostiene el criterio de mantener elevado el salario de los trabajadores y el pleno empleo como principales alicientes para el crecimiento económico.

Imagenes de la historia de la sustitucion de importaciones

Aunque todavía minoritarias en cuanto su incidencia en el valor agregado del sector, estas ramas industriales dinámicas se expanden a ritmo muy veloz superando el promedio de todo el sector. Son las nuevas empresas, extranjeras y argentinas, que entregan a un mercado ávido automóviles, tractores, plásticos, maquinaria para la actividad industrial, hierro y acero para la construcción, materias primas para la industria de la refrigeración, cocinas, lavarropas, televisores, etc.

La productividad por empleo ocupado (es decir lo que cada trabajador, sea asalariado o integrante de una empresa familiar, aporta como valor monetario por su actividad durante un año calendario) también y en especial se expande en esta etapa de industrialización crecientemente compleja Esto indica que la incorporación de nuevo equipamiento y de tecnología moderna redunda en una mayor eficiencia promedio del aparato productivo manufacturero.

Según los censos de población de 1947 y 1970, la Población Económicamente Activa (PEA) –compuesta por todos aquellos que trabajan o buscan trabajo- se mueve en dirección ascendente. Los incrementos intercensales respectivos así lo certifican.

En cambio, la variación entre cada relevamiento intercensal de la ocupación en el sector industrial acusa un ritmo diferenciado: en el tramo 1947-1960 posee un dinamismo vigoroso, mayor que el del empleo total. A partir de ese año, coincidente con el ciclo de producción industrial con intensa inversión en equipo y tecnología, el crecimiento de la ocupación en el sector industrial se detiene y se estanca. Entonces, si bien el empleo industrial crece en el lapso de 23 años, no supera el ritmo de expansión del empleo total nacional.

Coincidente con este fenómeno, la remuneración a los empleados en el sector sigue ascendiendo.

Si bien la dinámica industrial revela saltos en lo que se refiere a producción y ocupación (aunque de signo contrapuesto según la etapa temporal de la ISI que se considere) los niveles de productividad por hombre ocupado en la actividad y los niveles de salario real pagados en el sector (es decir, el valor nominal del salario corregido por el incremento de precios) demuestran también cómo el incremento de la eficiencia económica redundó en una mejora sustancial del ingreso de los asalariados. De este modo, el mayor exce-dente económico generado por la aplicación de tecnología actualizada y por las inversiones en equipamiento en las ramas más avanzadas del sector, pudo ser apropiado -en una importante proporción- por la fuerza de trabajo.

El modelo de desarrollo basado en la sustitución de importaciones, en el marco de una economía semicerrada que impide el ingreso de bienes competitivos del exterior y que basa su fortaleza y capacidad expansiva en una estructura laboral con altos índices ocupacionales y salario en ascenso, es el que va a ser fuertemente cuestionado a partir de 1975.