La palabra es el reflejo del mundo interior del individuo que exteriormente convive en sociedad. Es la expresión del alma, y cual cualidad divina merece el mayor respeto.
A lo largo de nuestra accidentada historia la música ha representado una vía de escape de un mundo atolondrado y soberbio. La palabra, canalizada a través de la pureza musical ha demostrado ser un elemento fundamental para la reflexión, pero principalmente un respiro para una sociedad maltratada.