CONSTRUCCIÓN DEL MITO

La música ha jugado un papel imprescindible a través de toda la historia dentro de las diferentes culturas, razas, épocas y situaciones. Hablar de música es hablar de lenguaje universal q nos conecta a todos como seres humanos sin importar idiomas, limites geográficos, opiniones políticas y credos religiosos. Pero hablar de sus estilos es hablar de patrones, temas, tradiciones, trasfondos culturales o de algunos gustos que llagan a convertirse en fenómenos.

La música cumple un papel muy importante en el desenvolvimiento humano ya que tiene la capacidad de dominar el carácter y modificar la conducta, hasta el punto que hace llorar, reír, dormir, inspirar, saltar, estabilizar, desvanecer la melancolía y los pensamientos negativos, grabar en el corazón la verdad espiritual y educar en el hogar, la escuela o iglesia.

El mito en torno al ídolo, se construye cuando las masas, empujan progresivamente, al ídolo, hacia la cima del éxito, ayudados a la vez por los medios de comunicación.

Más allá de esto, el ídolo en sí mismo, posee, la mayoría de las veces, algo particular que despierta estos sentimientos tan fuertes en el pueblo. Más explícitamente hablamos de un carisma especial, una conexión muy fuerte, que es lograda por parte del ídolo casi sin darse cuenta, entre su persona y el pueblo. Una vez logrado este acercamiento, las masas unificadas imaginariamente con el ídolo, adquiere restos de los atributos personales del ídolo, fetichizados como las fotocopias de su DNI u otros objetos que estuvieron en contacto con él. En otros casos, simplemente les basta con la producción de intensos desarrollos afectivos entre la alegría y el llanto.

Desde la dependencia afectiva, desean que la imagen del ídolo perdure para siempre en sus vidas. Esto se ve incrementado por los medios de comunicación, los caules se encargan de ubicarlo en la cumbre del sector musical, del Olimpo argentino.

Una vez que el ídolo muere por alguna causa X, a sus seguidores no les basta con admirar las condiciones artísticas que poseía en vida, ya que necesitan transformarlo, una vez fallecido, en una deidad que les provea de lo que les falta: salud, amor, trabajo. Por eso tan velozmente transforman el proyecto de un monolito recordatorio en un santuario popular.

Velas, estampitas, posters y todo tipo de mensajes propiciatorios, se mezclan con su música, creando el clima necesario para la santificación popular. La ritualización de estas prácticas posibilita la búsqueda de consuelo.
“Cada década tuvo su propio mito, su propia fiebre. ¿El mio? el más lindo, obvio” - María Luisa de Villa Crespo