En cada paso en el pueblo de Palpalá, se vislumbra lo que fue un emprendimiento visionario no sólo pensado para abastecer de acero al país, sino para ser artífices de nuestro propio destino. La planta se encuentra en estado ruinoso, sólo funcionan partes de lo que fue un complejo industrial siderúrgico integral y desde afuera no se nota actividad alguna, ni se ve salir humo de ninguna chimenea; rodeada de tabacales, algunas construcciones se destacan como estructuras arruinadas que en otro tiempo producían. Cuentan que de los 3 altos hornos que estaban en actividad, uno se desarmó y se vendió a Paraguay y que las 17000 hectáreas que servían para producir carbón para los altos hornos terminó en manos de Celulosa Argentina S.A. La empresa hoy Aceros Zapla tiene un fabuloso folleto de comercialización que contrasta con una realidad de un pueblo empobrecido y una planta en ruina. Altos Hornos Zapla fue destruida cuando se extraía hierro de la mina,, se producía arrabio y a unos días de firmarse un acuerdo con empresarios italianos interesados en fabricar acero al plomo; éstos proveerían el asesoramiento técnico, y además serían los compradores.

El día que cerraron la planta, apagaron los Altos Hornos, cerraron la forja en donde se producían los cañones de 105 y 155 mm, la laminación, etc. Solo quedaron en funcionamiento los hornos eléctricos. Según cuentan el que cerró Zapla sería hermano del que estaba encargado de la fábrica de Río Tercero cuando aconteció la voladura de la misma. Asi veiamos como se caia la industria argentina, nuestra industria.