El 26 de noviembre de 1992, se anunciaba la privatización de SOMISA; sus nuevos dueños tomarían posesión de la empresa en un acto a realizarse en el Ministerio de Defensa de la Nación.
El grupo liderado por Techint había pagado, por la compra de SOMISA: u$s 100.000.000 en efectivo; u$s 40.000.000 con pagarés; y u$s 12.500.000 en títulos de deuda externa.
La planta en manos de los nuevos dueños el grupo TECHINT, que solo pagaron el 10% de lo que costó,se convertiría ahora en una multinacional y comenzaría a sufrir no solo el vaciamiento de la planta sino tambien la venta del tren laminador.
SOMISA tenía activos por U$S 5000 millones de dólares, se vendió en 141 millones de dólares, un regalo si se descuenta el stock en materia prima, en productos intermedios, y la venta de instalaciones a terceros.
Hoy su fin es la renta, con lo cual se enriquecen unos pocos, con el beneficio de una casa más grande en Punta del Este, un barco más grande, un ato más caro, etc.
Los trabajadores que conocí y que trabajaron en SOMISA sentían el orgullo de haber formado parte de una empresa creada y pensada para el bienestar del país, cosa que hoy no sucede.