Marcha semanal
La marcha semanal de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo comenzó el 30 de abril de 1977, en plena dictadura militar argentina (1976-1983). Ante la desaparición de sus hijos e hijas, un grupo de mujeres decidió reunirse en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, la sede del gobierno, para exigir respuestas y justicia. Desde entonces, las Madres de Plaza de Mayo se han encontrado en ese lugar cada jueves, a las 15:30 horas, para realizar una caminata en círculos alrededor de la Pirámide de Mayo, un monumento ubicado en el centro de la plaza.
Esta marcha se convirtió en un símbolo de resistencia pacífica en contra de la dictadura militar, que había implementado un régimen de terror, desapariciones forzadas, torturas y asesinatos. Las Madres, reconocibles por sus pañuelos blancos, comenzaron a marchar para visibilizar su lucha y mantener viva la memoria de sus seres queridos desaparecidos. El pañuelo blanco, símbolo del movimiento, representa los pañales de tela de sus hijos, y es un emblema de la búsqueda incansable de justicia.
Con el regreso de la democracia en 1983, las Madres continuaron sus marchas, exigiendo el juicio y castigo de los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. A lo largo de los años, su lucha ha trascendido las fronteras de Argentina, convirtiéndose en un referente mundial de los derechos humanos y de la resistencia contra la impunidad. Aunque algunas de sus fundadoras ya no están, el movimiento sigue activo, manteniendo viva la memoria de los desaparecidos y reclamando justicia.
La marcha semanal de los jueves es, además, un acto de denuncia y un recordatorio constante al Estado y a la sociedad de que la verdad, la memoria y la justicia son fundamentales para una democracia plena. A lo largo de los años, ha reunido a personas de todo el mundo que se solidarizan con la causa, y es vista como un poderoso ejemplo de lucha por los derechos humanos y la dignidad.