Muy pocos recordaran lo sucedido en el 2013 a unos compañeros de facultad, a quienes un lunes 23 llegaron y se encontraron con mesa y trabajos en el medio del pantano. Retomamos en esta oportunidad la noticia antes dicha...

Al sentar nuestra posición ante los hechos ocurridos el jueves, tanto respecto a la suspensión de la sesión de Consejo Directivo, como a los forcejeos posteriores, tuvimos repuesta al poco tiempo.

El lunes 23 llegamos a la facultad y nuestra mesa, que suele estar en la entrada, había desaparecido. Después de buscarla por todos los pisos, la encontramos. No como nos hubiese gustado. El pantano la acogia, en el medio del agua, sin sus cajones, a medio romper y con todos los materiales que tenía adentro desparramados entre las plantas, basura, agua y algunas otras mesas. Más allá del hecho de que sacaran y rompieran las mesas, esto nos hace pensar en cómo se resuelven las cosas en la FADU. Si el jueves dejamos la mesa donde siempre, la facultad a partir del viernes estuvo cerrada , nos preguntamos entonces qué pasó y por qué suceden estas cosas. Creemos válido que cualquier sector tome posición y acción en la facultad, que los no docentes expresen sus posturas frente a los conflictos de la FADU y decidieran cerrar la facultad. Sin embargo, toda acción tiene consecuencias, y también responsables. Creemos que las autoridades deben hacerse cargo de las consecuencias que tienen estas medidas, porque, ya sea con la facultad abierta o cerrada, no se puede permitir que la actividad política sea atacada. Para nosotros esto no representa sólo un robo material de nuestras cosas, sino un ataque a nuestra militancia.

Repudiamos absolutamente toda actitud violenta tanto hacia los estudiantes que nos agrupamos y que nos expresamos día a día en la facultad como hacia cualquier miembro de la comunidad educativa. Estos hechos no hacen más que remitirnos a las peores prácticas que buscan nada más (y nada menos) que amedrentarnos. Busca ser una señal, un recordatorio de “cómo funcionan las cosas”, no sea cosa de que nos olvidemos cuál es nuestro lugar en la FADU. Lejos de cumplir con sus objetivos, nuestra voluntad sigue siendo defender la educación pública y de calidad, y el encuentro y la organización de los estudiantes. Exigimos una explicación de lo sucedido.