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SOCIEDAD

FAMILIAS SIN TIERRA

Guernica, un año después.

imagendos

LAS PROMESAS QUE QUEDARON INCUMPLIDAS.

El próximo viernes las mil ochocientas familias que se instalaron en Guernica hace un año para reclamar una vivienda digna volverán a recordar la madrugada del 29 de octubre del año pasado. A las 4.40 de la madrugada 4500 efectivos de la policía bonaerense desataron una brutal represión que se extendió hasta la mañana por la resistencia de los vecinos y las organizaciones que, hasta la medianoche anterior, estaban a un paso de cerrar un acuerdo para comenzar con una inédita experiencia de urbanización coordinada con el estado provincial.

De aquellas horas traumáticas quedan solo recuerdos y escasas autocríticas de funcionarios y dirigentes. Con la represión comenzó un éxodo de familias para conseguir techo donde pudieran. Algunos volvieron al lugar de donde se fueron, otros no tuvieron a donde irse y fueron asistidos en paradores del gobierno y una gran parte continuó con la estrategia de retomar el punto de negociación previo al desastre. Nada detuvo la diáspora de las familias por todos los rincones del conurbano sur. En su gran mayoría estuvo protagonizada por mujeres que, al frente de sus familias, habían decidido participar de la toma de tierras más grande de los últimos años.

“Esta no es tierra comprada, ni regalada, ni donada. Es tierra para el Estado porque se cumple la ley, que el municipio decide usar para los que más la necesitan. Vamos a ir a buscar la tierra para hacer la urbanización que falta”, dijo el Gobernador en el acto que encabezó en agosto para reinvidicar que la aplicación de la a ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat.

El reordenamiento frenó el avance del annuncio dentro del Gobierno y también en las intendencias. En Guernica la cesión de las tierras no avanzó porque el Concejo Deliberante del municipio todavía no aprobó la ordenanza que formaliza la entrega de las tierras.

Guernica también es un mensaje que busca desalentar, a fuerza de represión, a todos los que quieran salir a luchar por vivienda, por trabajo, salud o educación.