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Historia

En el año 1883, el Presidente Julio Argentino Roca presenta un proyecto de Ley al Congreso de la Nación, el cual propicia una "colonia penal al sur de la República". En su mensaje a los legisladores alude a los buenos resultados obtenidos con iniciativas similares por Francia en Nueva Caledonia y Argelia y por Inglaterra en Australia.

A fines de 1895, el Congreso sanciona la Ley 3.335 cuyo artículo 1º dispone: "las penas correccionales o de prisión que los jueces de la Capital Federal y Territorios Federales impongan a los reincidentes por segunda vez, serán cumplidos en los Territorios Nacionales del Sur que el Poder Ejecutivo designe al efecto". El 3 de enero de 1896, se designa al territorio de Tierra del Fuego para el cumplimiento de dicha Ley y se encomienda a su gobernador el proyecto de construcción y la reglamentación del Penal. Pocos días después, en instalaciones provisorias y absolutamente precarias, se habilita en Ushuaia la Cárcel de Rencidentes.

En los primeros meses del siglo, el Penal recibe a sus primeros habitantes. Son condenados a pena de presidio, un peldaño anterior a la pena de muerte según el Código Penal de la época. Se trata de reclusos de la peor calaña, la hipótesis de colonización pierde sentido. El ingeniero Catello Muratgia, segundo director del penal, comienza la construcción definitiva de un establecimiento carcelario adecuado y el 15 de septiembre de 1902, coloca la piedra fundamental.

La cárcel se construye con materiales de la zona: roca basáltica, madera de los bosques, arcilla y arena del suelo da la región y de los riachos cercanos. La mano de obra la constituyen, por cierto, los penados. Para trasladar los materiales se monta el XILOCARRIL, es decir un tren que circula sobre rieles de madera. Su trocha tiene menos de un metro de ancho y su tracción la forman fuertes bueyes que arrastran los vagones playos por sus humildes vías.

Sin embargo, el gobierno hace el esfuerzo de ponerlo de nuevo en servicio. Es apenas una prórroga de la agonía. En 1952 el "Tren de los Presos" deja de circular, se acalla su ruido de vapor y con él se disuelve el último vestigio de las rudas voces de aquellos presos que hicieron patria, de aquellos presos que buscaron redimirse consigo mismo ante la tremenda soledad austral.

Cuarenta y dos años después de su último servicio, en 1994, el tren del fin del mundo, el "Tren de los Presos", retoma su recorrido histórico. Las comodidades son distintas pero el espíritu emprendedor busca rescatar el esfuerzo de aquellos hombres rudos que nos precedieron.