La ausencia de planificación urbana, lleva a un diseño de ciudades que responde al pulso económico del grupo industrial de más presencia en el lugar. Es así que se recategorizan zonas residenciales a industriales, se venden calles, se construyen puentes, accesos, se amplían las plantas, respondiendo sólo a exigencias económicas, sin contemplar nunca las externalidades. Se cuenta, para ello con estudios de impacto ambiental, que según indican las autoridades son positivos, pero la realidad demuestra lo contrario. Los primeros afectados son los vecinos y trabajadores. El uso de sustancias químicas peligrosas como materia prima, almacenamiento, procesos industriales que derivan al ambiente en forma no intencional pero a la vez inevitable, sustancias sumamente dañinas para la salud deben hacer repensar la forma de aprobación de tales emprendimientos.
como así también la urgencia de promover programas de producción más limpia.