Se aprobó la Ley que permite el casamiento de parejas del mismo sexo en Argentina. Esta ley trae igualdad de condiciones en las uniones hetero y homosexuales, permite que puedan compartir bienes y heredarlos luego del fallecimiento del cónyuge y también aquellos que deseen adoptar puedan hacerlo. Se espera que sea este el comienzo de un nuevo ciclo; un paso para que seamos libres en su concepto más amplio, más allá de las diferencias políticas y religiosas. Los resultados de las votaciones en el Senado fueron bastante parejos pero finalmente ganó la mayoría a favor. El debate duró unas quince horas, durante las cuales, miles de personas esperaron en la plaza del Congreso la noticia que diera rienda suelta a sus libertades. Al saberse el veredicto, tanto hombres como mujeres saltaron dando gritos, cantando y llorando de emoción. Un nuevo sol había salido para traer igualdad en el amor. El resultado de las votaciones fue: 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones. Mientras se realizaba el encuentro en el Senado, tanto las Iglesias Evangélicas como la Católica seguían insistiendo en sus posturas, anti-matrimonio. El propio Jorge Bergoglio, Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, llegó incluso a calificar la ley como "plan del demonio".