Representación del argentino: Isidoro es un playboy de otro tiempo y hace gala de un cinismo casi inocente; era un tarambana, y a su vez un antihéroe algo querible a partir de sus fracasos, nunca demasiado malo ni demasiado cínico como para juzgarlo. Nadie sintetiza mejor al porteño y, por añadidura, al argentino promedio: un chanta irresponsable, pero carismático.

Representación del argentino: El desembarco definitivo de Patoruzú en Buenos Aires (y en la historia consagratoria de la historieta), esta resuelto con sencillez: un indio -a la manera de un inmigrante del interior. Patoruzú se encarna siempre en una misma imagen donde conviven el indio iracundo con un modelo civilizado de un hombre decente y generoso.

Representación del argentino: Clemente es, sin lugar a dudas, el crítico político y económico de las tiras por excelencia. Sus comentarios y conclusiones responden a la realidad social, política y económica del país con un tono sarcástico e irónico, y suele burlarse de las figuras más encumbradas no solo de la Argentina sino del mundo. Desde las viñetas, analiza y comenta la situación del país y el mundo, derribando con sus juicios a grandes personalidades del planeta. Lo acompañan un grupo de personajes desopilantes, cada uno de ellos con una característica particular y extravagante.

Representación del argentino: representa algunas de las inquietudes de la clase media argentina de la época incluyendo visiones esperanzadas de un mundo mejor, lo reinterpreta. Esta niña, como todas, tiene una familia y un grupo de amigos que forman su pandilla. Va a la escuela y, en verano, cuando le salen las cuentas a su papá, va de vacaciones. Es famosa en el mundo entero por la gracia de sus preguntas, la inocencia de su mundo y la altura de sus ideales. Luchadora social incansable, emite manifiestos políticos desde su sillita con una inocente falta de inocencia. Puede decirse que es una revolucionaria más allá del lápiz y el papel.

Representación del argentino: Es muy vago, no le gusta tener que trabajar y sobre todas las cosas le gusta dormir. En general, hay breves diálogos de el linyera con personajes ocasionales, que muestran una sátira de la realidad social y política, desde la práctica de estos dos vagabundos urbanos.