2 de Abril de 2008 - Recuperación del CCD "Club Atlético"  
 
 
Ana Careaga, quien actualmente se desempeña en la Secretaría de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores de Prensa
El testimonio de Ana Maria Careaga

Ana María Careaga, fue secuestrada el 13 de junio de 1977 cuando tan sólo tenía 16 años y estaba embarazada, era estudiante y toda su familia había llegado de Paraguay perseguida por la dictadura de aquel país.

Permaneció secuestrada en Club Atlético, un almacén de suministros de la Policía Federal que había sido acondicionado como campo de concentración que si bien estaba a cargo la Policía Federal, era utilizado conjuntamente por las diferentes armas y particularmente por el Ejército.

Estuvo secuestrada cuatro meses en ese centro clandestino de detención. Ana María fue encapuchada, desnudada, golpeada, le aplicaron descargas eléctricas en el cuerpo, en la vagina, en el ano, fue colgada de los brazos y piernas, le colocaban bolsas de plástico en la cara, y le quemaron con cigarrillos. Después de los primeros días fue colocada en un pasillo, maniatada y encapuchada. Señaló el especial ensañamiento que empleaban con los prisioneros de ascendencia judía, acompañados permanentemente de la transmisión de discursos de Hitler.

Relató el modo en que se realizaban los traslados, los prisioneros eran llamados por el número que tenían asignados, debían dar un paso al frente, girarse y colocar la mano sobre el hombro del compañero o compañera que tuvieran delante, y, avanzar al destino que todos intuían.

"La Argentina durante la dictadura fue un país sembrado de campos de concentración. Buscaban la despersonalización (a los detenidos los llamaban por una letra y un número) y el aislamiento total absoluto. El método por excelencia era el interrogatorio y la tortura. Estando en esas circunstancias lo único que querés es morirte, porque no te podés defender ni hacer nada. Ellos lo saben, fijate el grado de sofisticación y avance que tenían, que te decían sin que vos les diga nada ´nosotros sabemos que te querés morir, pero no te vamos a dejar para seguir torturándote.´ Te decían que tenían todo el tiempo del mundo porque nadie sabía donde estabas.", cuenta Ana María.

En un trabajo de investigación posterior y junto a otros sobrevivientes del Club Atlético, ha podido reconstruirse la lista de detenidos-desparecidos y también la de los represores que actuaron en dicho campo, calculándose en 1500 los prisioneros que por dicho centro clandestino de detención pasaron; de los 300 supervivientes están contactados entre sí 220.

Ana Careaga, quien actualmente se desempeña en la Secretaría de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores de Prensa cuenta su impresión sobre el proyecto de recuperación del Centro Clandestino de Detención Club Atlético: "Cuando comenzaron las excavaciones y vinimos acá, ninguno de nosotros tomó conciencia de la dimensión de esto. Ese día nadie pensó que era como levantar una tapa y encontrarse con eso tan intacto. El grado de impunidad era tal, que plantaron la columna que sostiene a la autopista dentro de un cuartito de un campo de concentración. Cuando cuento mi testimonio siento que no hay palabras para la muerte. Tengo a mi mamá y a mi cuñado desaparecidos. La desaparición no tiene figuras, no podés hacer el duelo, no tiene respuestas, no tiene palabras, nunca terminás de elaborarlo.

Uno, al tener un familiar desaparecido, tantas veces se pregunta ¿dónde estará? ¿qué le estarán haciendo? ¿cómo estará? ¿qué habrá pensado? ¿cuándo se lo llevaron? ¿qué le hicieron? Son preguntas que nunca te podés contestar. Es tremendo cuando veo a los familiares que miran para abajo y dicen acá estuvo mi hijo o mi padre. Esto es parte de la memoria y de la lucha por la justicia.

Con la verdad sola no alcanza, tiene que haber fin de la impunidad. Es una deuda pendiente del conjunto de la sociedad argentina."

 
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