-¿No cree que se avanzó muy poco en la investigación de su secuestro?

-Yo creo que hay que profundizarla. Hay que encontrar el lugar al que me llevaron y luego dar con los responsables. Tiene que haber una voluntad política y creo que la hay. Hasta ahora el fiscal me ha demostrado eso.

-¿Qué aportes hizo usted?

-No puedo hablar de eso por orden del fiscal.

-¿Podría reconocer la voz de sus captores?

-Es la primera vez que me lo preguntan. De uno creo que sí. Del que me dijo "no te saques la venda porque sos boleta".

-¿Está al tanto de las sospechas que hay sobre el caso?

-Sí, sí, sí. Dicen que fue un invento de Cristina, que fue un invento del gobernador, que fue para parar el tema del campo, que me llené de plata... pero yo no tengo un mango. El día del secuestro junté moneditas para comprarle vainillas a mi nena. El tema de la famosa duda es la misma que escuché hace 32 años cuando hacían desaparecer gente y tiraban nuestros compañeros al mar. Dejémonos de joder.

-Hay vecinos que dicen que la zona donde usted fue secuestrado tiene mucha seguridad...

-(Interrumpe). En Zárate hay bicipolicías, motos, patrulleros. Pero ese día no había nadie. Yo creo que hubo zona liberada por parte de la comisaría primera. Esto tiene que aclararse para no seguir en la impunidad. Acá te levantan, te secuestran y todo queda impune. En Zárate tuvimos seis centros clandestinos de detención y no tenemos un solo preso.

-¿Temió ser otro Julio López?

-En un momento sí. Cuando me secuestraron pensé que me mataban, pero después lo asocié con López. A López lo tengo permanentemente presente. Yo pensaba: "terminaré como López, ¿voy a vivir?, ¿voy a morir?". Hubo una similitud operativa: en ambos casos hubo zona liberada.

-Ahora que ya pasó más de una semana: ¿Quién cree que pudo haberlo secuestrado y por qué?

-Tenemos dos hipótesis: fue la patota de Patti o Prefectura. No hay otra. Hay un hecho concreto: el monumento que estamos preparando para dos compañeros muertos en los que Patti está sospechado. Nosotros denunciamos los seis centros clandestinos de Zárate y, como le decía, no hay ningún detenido. Además, denunciamos a un represor de Prefectura que se nos caga de risa en la cara y no lo detienen. Estoy denunciando a un tipo que me torturaba a mí y que violaba a una compañera al lado mío.

-¿Habló de esto con el fiscal? -Sí.

-¿Qué pasa si no surgen novedades de la investigación, como ha ocurrido hasta ahora? -Voy a hacer lo imposible para que todo se esclarezca y se pueda frenar esta oleada de cosas que van apareciendo, como la amenaza a Hebe (de Bonafini). Si esto no se aclara yo te voy a decir que la impunidad sigue instalada asquerosamente en la Argentina. Las dudas que hay en un sector de la sociedad y las pelotudeces que se dicen se van a saldar en el momento que se detenga a los responsables.