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Publicado el 22/03/2015

Graffiti físico, la conexión entre arte y arquitectura en Argentina

El arte urbano no puede existir en un vacío. La construcción de ciudades y pueblos le proporciona a los artistas el espacio necesario para exponer sus creaciones artísticas, que se encuentran, inextricablemente, ligadas a su entorno.

Graffiti fisico

Desde un punto de vista arquitectónico, Argentina es más bien una anomalía. La identidad urbana del país se ve reflejada en su historia y, desde muchos aspectos, es una manifestación física de su desarrollo como núcleo para los inmigrantes. Luego de la llegada de los inmigrantes españoles e italianos a finales del siglo XIX, Buenos Aires se transformó en una extensión del continente europeo. Los diseñadores urbanos se basaron en la reconstrucción de París realizada por Baron Hausmann para construir la nueva, y consagrada, capital en 1880, lo que le gano el nombre de “La París de América del Sur”. Durante el apogeo de su construcción entre 1880 y 1910, gran parte de la arquitectura colonial fue reemplazada por el estilo Neo-Clásico y el siglo XX fue testigo de la creación de edificios de influencia Art Deco y brutalista.

En estos últimos años la arquitectura de algunas ciudades argentinas como Buenos Aires o Córdoba se ha convertido en una arquitectura casi esquizofrénica. Poeta, un artista que busca herramientas dentro de lo urbano para crear composiciones geométricas, dice que la ausencia de un estilo definido en Buenos Aires pone en evidencia la falta de leyes que prepondera en la capital argentina, situación que da lugar a una anarquía arquitectónica. Típicas residencias de baja altura se ubican al lado de edificios de hasta 20 pisos a lo largo de toda la ciudad, lo cual le da a la ciudad una silueta puntiaguda y ondulada. Por su parte, Pastel considera que esto le otorga al artista una nueva perspectiva espacial y la búsqueda de nuevas paredes en un espacio repleto de altos y bajos se vuelve un “deporte” para el artista urbano.

Este “deporte” se ve facilitado por los matices legales que existen dentro del arte urbano en Argentina. La mayoría de los artistas coinciden en que la tolerancia hacia una actividad que, técnicamente, es ilegal es lo que hace que la ciudad sea uno de los mejores lugares en el mundo para pintar. Al mismo tiempo, Buenos Aires ha alcanzado un lugar respetable dentro de la escena a nivel internacional debido a la abundancia de paredes que existen dentro del perímetro de la misma resultando innecesario aventurarse hacia nuevos lugares, situación que no sucede en Europa o en Norte América. En Argentina una pared apta para ser pintada, se vuelve “legal” con solo obtener el permiso del propietario, es decir que, las paredes no están confinadas solo a espacios aislados o a áreas destinadas específicamente al grafiti.

El arte urbano, generalmente, se encuentra en los barrios porteños donde convive lo comercial con lo residencial, como por ejemplo, Palermo, Colegiales y Villa Crespo. Aquí el arte urbano se hace presente gracias a murales que han sido comisionados por locales y restaurantes. En los últimos tiempos surgieron dos grandes áreas para el desarrollo del arte urbano: por un lado, en la zona sur, el barrio industrial de Barracas se transformó en la nueva meca del movimiento y Villa Urquiza, al norte, es otro punto importante para la escena local. Mientras que en estos barrios el arte urbano pisa fuerte, en localidades como por ejemplo Recoleta y San Telmo, el movimiento artístico no es tan evidente. Esto se debe a la presencia de una arquitectura dominante tipo parisina en Recoleta y de rascacielos vidriados en Puerto Madero.