Trimarchi: El diseño copa estadios
24/11/2015 - 0 comentarios
Seba Acampante y Pablo Pacheco estudiaban Diseño en Mar del Plata, pero la propuesta local no lograba colmar ni su curiosidad ni sus ansias de formarse. Fue entonces que se plantearon la idea de crear un encuentro de diseño que les permitiera compartir sus inquietudes, encontrarse con otros como ellos y, a su vez, traer a algunos referentes con los cuales dialogar y capacitarse. Nacía así, en la ciudad menos pensada, la primera edición de Trimarchi DG.
Corría el año 2002, y a esa altura de las cosas no se imaginaban a dónde iba a llevarlos el viaje en que se estaban por embarcar. "Eramos dos chicos de 18 y 19 años con iniciativa, pero nada más. Entonces, Ricardo Silva, director de Sidicom, nos jugó una apuesta: "Si ustedes hacen un evento, yo les juro que me pago mis pasajes y doy la conferencia principal", cuenta Seba. Aceptaron el desafío y reunieron a cuatrocientos diseñadores de todo el país. Para la segunda edición, debieron mudarse a un teatro con capacidad para 1.200 personas, y las entradas nuevamente se agotaron. Para la tercera edición, ahora en el Polideportivo de Mar del Plata, la revista china IdN les preguntaba:
Difundido como Convención de Diseño, hoy el TMDG es una experiencia de tiempo completo en la cual el público se sumerge sin pausas durante los tres días que permanece en la ciudad. Esto abarca no sólo la posibilidad de aprender y formarse escuchando alguna de las variadas conferencias que su grilla ofrece, sino también la de disfrutar de música en vivo, recorrer la muestra de arte y diseño, desesperarse con todos los libros y objetos que las tiendas de diseño tienen para ofrecer, tomar mate al sol conociendo gente con gustos e intereses en común, bailar hasta altas horas de la madrugada al ritmo de las últimas tendencias sonoras, compartir hoteles y comidas en grupo, encontrarse con bellos/as ejemplares del sexo que sea de nuestro interés, disfrutar de una Mar del Plata invadida por la onda y los colores de gente que asiste de todo el mundo, escaparse hasta la playa, hacer contactos y tantos etcéteras como puedan entrar en 72 horas de experiencia non-stop.