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ENTREVISTA FERROMODELISMO

Ferromodelismo: el hobby que se transformó en trabajo Por Majo Devia

La crisis del 2001 dejó miles de historias en cada uno de los argentinos que la vivió sin darse cuenta. El desastre económico obligó a que algunos debieran refugiarse en el exterior, otros perdieron los ahorros de años, muchas empresas quebraron, hubo despidos masivos, y detrás de cada problema quedó una historia para contar.

Carlos Marino Dobricich era un empleado administrativo de una firma multinacional que disfrutaba de su tiempo libre “jugando” con sus trenes en escala.

La crisis del 2001 lo dejó sin trabajo. Golpeó muchas puertas sin conseguir nada, pero el destino de su búsqueda estaba en el garage de su casa.

Desde siempre le gustaron los trenes, pero a los 25 años –cuando ya estaba casado-, compró su primer tren en escala, y ahí inició “la locura” de su hobby, que hoy a los 54 años es su trabajo.

Cuidadoso hasta con el último detalle, fue educando su pasión y haciendo de su hobby por los trenes un trabajo altamente sofisticado. La escala en la que trabaja es: 1 en 87, es decir, que sus trencitos son 87 veces más pequeños que los reales.

“El trabajo del ferromodelista exige un poco de conocimiento en electricidad, buen gusto y muchos detalles para darle un nexo con la realidad”, explicó Dobricich.

Su trabajo consiste en armar tendidos, arreglar piezas y armar maquetas, y casualmente, sus clientes también son otros “locos por los trenes”.

“Muchos llegan con la excusa de que quieren un tendido para los hijos, pero cuando empezamos a hablar, te das cuenta de que es un fanático y que lo quiere por un hobby personal”, comentó.

Los fanáticos de los trenes en escala piden el clásico tendido ferroviario con el túnel, el puente, la estación, algún galpón y la montaña, como los que tenían Los Locos Adams, o como con el que jugaba Alf. 

Sin embargo, Dobricich suele tener clientes que le piden circuitos más complicados, dependiendo si la maqueta es levadiza, o recorre los bordes de una habitación, o es la clásica mesa.

Un trabajo artesanal y con reciclado

Una de las características más interesantes que tiene el ferromodelismo, es que más allá de la importancia de que las piezas sean de excelente calidad, se puede hacer un trabajo artesanal con el reciclado de todo tipo de elementos.

Para reciclar sólo es necesario tener “inventiva”. En los trenes que trabaja Dobricich hay –muy bien ocultos- envases de palillos, recipientes de medicamentos, repuestos de máquinas de afeitar, clips, sorbetes, stickers de frutas, cartulinas, ruedas de plásticos, números de lotería, y miles de cosas más que va acumulando, “nada se descarta, todo es muy útil”, aseguró.

El trabajo de reciclado en esta actividad es muy importante, porque no sólo se reutiliza material que era desechable, sino porque las piezas de ferromodelismo son muy caras, y en general, son importadas de Estados Unidos, Brasil o Europa. Incluso mucho material que llega desde el extranjero es usado.

Detrás de un sueño

Si bien, trabajar y vivir de lo que a uno le gusta hacer es el sueño de todo hombre, Dobricich aún no cumplió el suyo.

Su sueño es tener su propio tendido “con todos los chiches”. Por ahora se perfecciona mientras trabaja, pero ya tiene 180 metros de vía y más de 100 maquinas para empezar a trabajar en su propio tren en escala.

Pero su sueño no se agota ahí, le gustaría que el Estado invierta en el sistema ferroviario de todo el país, para que esta pasión por los trenes continúe con los años.

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