Nacimiento:
Los primeros antecedentes de la historieta propiamente dicha, en la Argentina, aparecen en las revistas "Caras y Caretas" (desde el año 1898) y "PBT" (desde el año 1904), donde los artículos de costumbres y política aparecen con alguna ilustración.Al comienzo, los globos se alternaban con los habituales textos al pie, en general sin tener incidencia en la acción. Tanto la revista "Caras y Caretas" como "PBT" fueron creadas por Eustaquio Pellicer.En la primera década del siglo XX se reproducen en la Argentina los primeros comics norteamericanos, rebautizados en su mayoría con nombres locales. Es así que, en 1909, aparecería el primer número de la revista de aventuras "Tit-Bits", de la editorial Láinez, y dirigida por Rodolfo de Puga.La primera historieta "secuencial" y con personajes fijos que perdura (o sea, una verdadera historieta) fue "Viruta y Chicharrón", de Manuel Redondo, del año 1912, que aparecía en "Caras y Caretas". Los diálogos de la misma se desarrollaban únicamente por globos, y tenía más peso el juego linguístico que el gráfico. Es en el año 1913 cuando aparece, también en "Caras y Caretas", y de Manuel Redondo, el primer personaje de la historieta argentina, "Goyo Sarrasqueta", quien enfrentaba situaciones de las noticias de actualidad. En este historieta no se utilizaban “globos”, eran textos al pie de cada viñeta. Posteriormente, en la revista "PBT", llegarían nuevos personajes, como "Aniceto Cascarrabias.
El 29 de julio de 1925 se produciría el debut de Dante Quinterno como dibujante, en "El Suplemento", con la tira "Panitruco", una historieta con personajes de la noche porteña (con guiones de Leroy). En 1926 Quinterno crearía su primer personaje propio, con la tira “Andanzas y desventuras de Manolo Quaranta” (izquierda), para la revista “La Novela Semanal”, y posteriormente llegaría su primer gran éxito, "Don Fermín" (que más tarde pasaría a llamarse "Don Fierro"), en la revista “Mundo Argentino”.
En el año 1929 aparecieron los primeros personajes en la revista "El Tony" estaba "Rulito, el gato atorrante", de Raúl Roux. Ese mismo año, pero en "La Novela Semanal", llegarían las tiras "La barra de Candelario", de Gutiérrez, y "Pepinito y su novia" de González Fossatt. Por estos años debutaría con sus personajes, en los periódicos, Lino Palacio, que crearía a "Ramona" (izquierda), en 1930, para el diario "La Opinión". Y hablando de diarios, es importante señalar que, a pesar de que "La Nación" es el diario pionero en la Argentina en cuanto a la publicación de historietas, el más importante para el género, en sus comienzos, es el diario "Crítica", que desde mediados de la década del ‘20 y a lo largo de la del ‘30 albergará lo mejor de la producción nacional y extranjera. La importancia del "comic" en Crítica se debió al interés de su director, Natalio Botana, por la historieta. Además, Botana trajo como novedad algo que era usual en los diarios norteamericanos, la publicación de una misma historieta como "daily strip" (tira diaria en blanco y negro) y como "sunday strip" (plancha dominical a todo color). En el diario Crítica se publicarían diversas historietas norteamericanas, adaptando el vocabulario a los usos y hábitos locales, pero también habría bastante producción local. Así, en octubre de 1928 aparecería, en la tira de Dante Quinterno "Aventuras de Don Gil Contento" (antes llamada "Un porteño optimista"), un personaje secundario que más tarde se transformaría en uno de los más famosos y queridos de nuestra historieta: "El indio Patoruzú".
EDAD DE ORO
En 1931 "el indio Patoruzú",tendrá su propia tira en el diario "La Razón", y ese mismo año, en el diario "El Mundo", aparecería "Quique, el niño pirata", de Cazeneuve. En 1933 llegaría "Calixto Campolargo", de González Fossat (en "La Novela Semanal"), y "Tío Migajas y Lucerito", de M. Velaz Palacios y Bensadón (en la revista "Para Tí"). En 1934 "Cholo y Cacho", de Vidal Dávila, para "Barrilete". Desde 1935 se publicaría la tira "Tancredo", de Fantasio, primero en "La Razón y luego en "El Mundo". Ese mismo año Daloisio publicaría a "Kid Tortazo", "Bimbo" y "Don Juan Porteño", en la revista "Aconcagua", mientras que en el diario "Noticias Gráficas" se publicarían "Las aventuras de Carlos Norton", de Amenabar y Bernabó, que era una tira basada en un exitoso radioteatro sobre un detective de Buenos Aires. Las revistas específicas de historietas, se multiplican y alcanzan grandes tiradas. En el año 1936, aparece la "Revista Patoruzú", de Dante Quinterno, lugar donde se publicaría "Hernán, El Corsario" (izquierda), de Salinas, donde incorporó recursos propios de la más moderna cinematografía; también llegarían, con el tiempo, "Ventajita" (de Blotta y Juliá), "María Luz" (de Battaglia) y diversos personajes de Eduardo Ferro, como ser "Tara Service" (un técnico electrónico medio idiota), "Bólido" (el cadete), "Cabeza Fresca", "Pandora" (un "yiro"), etc. Sucesivamente llegarían nuevos personajes de Dante Quinterno, como ser "Isidoro Cañones" (en el año 1935 lo haría, en el diario "El Mundo", como un personaje secundario, y luego, en 1940, ya con su propia tira, en la "Revista Patoruzú"), el caballo "Pampero" (en 1936), "la Chacha" (a la izquierda, también en 1936), "Upa>" (en 1937), "Ñancul" (en 1937), y el tío de Isidoro, el "Coronel Urbano Cañones" (en 1939). Todos estos personajes aparecieron en el diario "El Mundo". Vale señalar que recién mucho después (ya en el año 1959, y en la revista Patoruzú) llegaría "Patora" (la hermana del cacique). En 1941, en la revista "Aquí está", se publicaría "Don Piluso", de Daloisio. Por otra parte, Patoruzú es partícipe de dos hechos fundamentales en los años '40, ya que el 25 de agosto de 1941, produce un hecho inédito al ser publicado por un diario de Estados Unidos, el PM de New York (a la izquierda), siendo la primera vez para una historieta argentina; por otra parte, al año siguiente protagoniza el primer dibujo animado argentino, "Upa en apuros" (que se estrena en noviembre de 1942). En la década del ‘40 comienza la que podría denominarse la "Época de Oro" de la historieta nacional. El inicio lo marca la aparición y consolidación de la historieta "seria" y "adulta", que le valdrá el mote de "literatura dibujada". Esto se apoya en la fundación, en 1945, de la revista "Intervalo", de Editorial Columba, la cual viene a llenar un bache, ya que se completa el espectro, que se da con "Billiken", para los chicos, "Patoruzito", para los jóvenes, y la mencionada "Intervalo", para los adultos. Aunque el valor de "Intervalo" es innegable, y en ella comenzaron a publicar sus primeras obras muchos de nuestros grandes dibujantes, la estética "quietista" de la revista le otorga una calidad artística cuestionable. Para ganar su prestigio de "adulta" la historieta que se publicaba en Intervalo se apoyaba casi siempre en modelos literarios, con ausencia por completo de guión, el cual se limitaba a reproducir textualmente o a resumir el texto original adornado con ilustraciones: un palabrerío que repetía casi siempre lo que las pocas imágenes ya mostraban, dejando incluso de lado el tan característico "globo" de los comics para utilizar sólo el epígrafe (reproducción del texto al pie de la ilustración) o largas tiradas de viñetas ocupadas sólo con palabras, sin dibujos. Aunque hoy parezcan aburridas, estas historietas que se apoyaban en la literatura tradicional y prestigiosa tenían un éxito tal que en 1950 la Editorial Columba saca un suplemento semanal, "Intervalo Extra", dedicado exclusivamente a adaptaciones de la literatura universal. A fines de la década del '40, la historieta comenzó a trasladarse a los demás medios. Como ejemplo, podemos mencionar a "Avivato", personaje de Lino Palacio llevado al cine en 1949 por Enrique Cahen Salaverry, y protagonizada por Pepe Iglesias; a “Fúlmine” (derecha), de Divito, también en 1949, con la dirección de Bayón Herrera y con Pepe Arias como protagonista; a "Don Fulgencio", de Lino Palacio, en 1950, dirigida por Cahen Salaverry (con Enrique Serrano como protagonista); a ">Piantadino", de Mazzone, en 1950, dirigida por Francisco Mugica, y protagonizada por Pepe Iglesias; y a "Juan Mondiola", de Bavio Esquiú, también en 1950, con dirección de Manuel Romero y protagonizada por Juan José Míguez. En Septiembre de 1950 Editorial Láinez sumaría un nuevo título: “Puño Fuerte”, nombre tomado del boxeador dibujado por Franz Guzmán, quien posteriormente tendría otra personaje en esa revista: “Tamalito”. Finalmente, al culminar la década surge también la revista "Mundo Infantil" (de Editorial Haynes), con personajes como "Los mellizos Tiki y Toko" (de Vidal Dávila), "Picho de la Federal" (imagen de la izquierda, de Urtiaga), "La Vaca Aurora" (de Mirco Repetto), etc. A principios de la década, el humor político aparece en diversos personajes, como ser "Contreras" (de Medrano), en la relanzada revista "PBT", y sobre todo en "Galerita" (de Calé) y "Mordisquito" (de Palacio), ambos en la revista "Pica Pica". Por otra parte, en los años ‘50 se afianza esta edad de oro con la aparición de dos figuras fundamentales para la historieta argentina, que comenzarán a destacarse en los primeros años de la década, y que, de alguna manera, iniciarán lo que después se conoció como "comic de autor": el guionista Héctor Oesterheld, que comienza a publicar en Editorial Abril, y el dibujante italiano recién llegado a la Argentina, Hugo Pratt.
Es el año 1957 el que dará a nuestra "literatura dibujada" el perfil que ha mantenido hasta la actualidad, puesto que se comienzan a hacer cosas nuevas, distintas de las que se hacen en el resto del mundo, con asuntos más complejos y más humanos, que se apartan del modelo norteamericano que se seguía hasta el momento. Sustentadas por el éxito de sus predecesoras y por el afianzamiento de Oesterheld como guionista, aparece la ya mencionada "Hora Cero", de editorial Frontera, fundada por el propio Oesterheld, autor también de la mayoría de los guiones, y rodeado de los mejores dibujantes del momento: un ya depurado Hugo Pratt, Alberto Breccia, Solano López, Arturo del Castillo, José Muñoz, Leo Durañona y Juan Giménez, nombres que harán que el comic no sea nunca más el de antes y que elevarán la historieta argentina al top que hoy ocupa a nivel mundial. En materia de novedades, en 1956 Patoruzú (con Andanzas de Patoruzú) y en 1957 Patoruzito> (Con Correrías de Patoruzito) se "independizan" de las publicaciones que llevan sus nombres y que comparten con otras historietas, para estrenar sus propias revistas, con aventuras exclusivamente de ellos. Por su parte, el dibujante "Divito" ya es famoso no sólo por el dibujo de las curvas de sus personajes femeninos, sino también por sus revistas (Rico Tipo, El Doctor Merengue), en las que propuso una renovación al humor y la historieta cómica argentina, retomando la picaresca que no se practicaba desde hacía varias décadas. Un capítulo aparte lo conforman las insuperables "Chicas" (izquierda), que formaron parte del imaginario colectivo: objetos eróticos inalcanzables para los hombres e ideal de belleza femenino no exento de envidia para las mujeres. Y se da que, en este decisivo año 1957, comienza a colaborar, tanto en esas revistas como en la recién salida Tía Vicenta, un autor que también revolucionará el comic mundial, y lo cambiará para siempre: Joaquín Lavado (Quino), quien, algunos años después, dará a luz a "Mafalda".
DECLIVE
los ‘60 marcan , indudablemente, su primer síntoma de decadencia. No solamente fracasan económicamente revistas hechas "a pulmón" como las de Oesterheld ("Hora cero mensual", la última en sucumbir, cierra definitivamente sus puertas en 1963, con su N° 77 "Extra", mientras que la "Hora Cero Semanal" ya había desaparecido en 1959), sino también los verdaderos emporios económicos como los que sustentaban revistas del tipo de "Misterix" o "Rico Tipo". Entre otras cosas, esto se debe a la llegada en forma masiva a la Argentina de las revistas mexicanas (Editorial Novaro a la cabeza) a precios muy bajos y con una mejor calidad de impresión, con las que el mercado nacional no puede competir. Otro de los factores desencadenantes de esta crisis (y esta vez a nivel mundial) es la creación de la televisión, que a principios de los ‘60, en Argentina, ya estaba instalada en casi todos los hogares y era "la moda avasallante", que no dejaba tiempo para nada más y, como si fuera poco, era gratis. Pero a pesar de todo lo precedentemente indicado, en esta década habrá un auge de publicaciones con aventuras cómicas completas. Así, aparecerán revistas periódicas con los nombres de distintos personajes, como ser "Afanancio", de Editorial Mazzone. Mientras tanto, la única editorial verdaderamente grande que subsiste a todos estos avatares es Columba, que mantiene sus publicaciones tradicionales con gran sacrificio y a costa de bajar su calidad de edición, además del importante hecho de no adquirir las técnicas modernas de las revistas llegadas de afuera, por razones obvias de mantenimiento de precios de tapa. El "truco" al que apela la editorial es el de reducir la periodicidad de su publicaciones, cediendo su paso las semanales a las quincenales o mensuales, y reemplazando las historietas continuadas por las aventuras "completas", sin el clásico "continuará" que obligaba a comprar el número siguiente.
Un tercer factor de decadencia, pero esta vez en cuanto a calidad artística, es la partida a Europa de los mejores dibujantes argentinos y de los que habían llegado de Italia la década anterior, convocados por editoriales italianas, francesas e inglesas, con mayores oportunidades y mucho mejor pago. Y otros dibujantes pasan al campo publicitario. A diferencia del resto del mundo, donde el género entra también en una relativa crisis económica pero, por el contrario, empieza a revalorizarse y a ser tenido en cuenta por los círculos literarios e intelectuales, en Argentina, país que ha estado en la vanguardia, que ha hecho escuela, continúa la desvalorización y desprestigio de la historieta por parte de los demás sectores de la cultura, proceso que se ha mantenido hasta nuestros días. Pero, indudablemente el hecho más sobresaliente de la década lo constituye la creación de "Mafalda" (izquierda). En 1963 Quino comienza a afianzarse como dibujante y publica su primer "libro", Mundo Quino, recopilación de los chistes sin palabras que habían aparecido en las revistas en las que él colaboraba, y dibuja una "tira" con una familia tipo: una madre, un padre (en cuyos rasgos ya reconocemos a los padres de Mafalda) y un nene, con la aparición esporádica de una hermanita (Mafalda), que crea para una campaña publicitaria que le encarga la línea de artículos electrodomésticos Mansfield, y que nunca se lleva a cabo. En 1964, Quino presenta las ocho tiras que tiene dibujadas para el suplemento de humor de la revista "Leoplán", que le publica sólo tres, en las que Mafalda no aparece. Poco después el jefe de redacción de "Primera Plana" le pide a Quino una historieta diferente. Saca del cajón sus viejas tiras y dibuja unas cuantas nuevas, donde el nene desaparece y el protagónico queda a cargo de la hermanita.
El 29 de septiembre de 1964 se publica la primera de ellas; "Mafalda" acaba de nacer. Continúan publicándose dos tiras por semana, pero a principios de 1965, por diferencias de criterio, Quino se enoja con la gente de "Primera Plana" y se lleva a Mafalda, que diez días después reaparece, pero esta vez en "El Mundo", uno de los diarios con mayor circulación nacional. Mafalda comienza a hacerse famosa, al igual que otros personajes como "Felipe", "Manolito", "Susanita" y "Miguelito". En 1966 Mafalda ya se edita en varios periódicos del interior, y, para Navidad, aparece el primer libro de recopilaciones de las tiras, que se agota en dos días; Mafalda ya es un "boom".
Un hecho fundamental de 1968 fue la celebración de la "Primera Bienal Internacional de la Historieta", en el instituto Di Tella (Bs. As.), en la que estuvieron presentes algunos de los más importantes creadores a nivel internacional. La Argentina es también una de las pioneras en este tema. Y también en ese mismo año (1968) se produce el estreno de la revista propia del padrino de Patoruzú, o sea de Isidoro Cañones (izquierda), "Locuras de Isidoro", donde reaparecerán los personajes secundarios típicos de la vida del play boy que ya había creado Dante Quinterno(su tío, el Coronel Urbano Cañones, su mayordomo "Manuel") y un nuevo personaje que se volverá tan famoso como el protagonista: su amiga y compañera de juergas: "Cachorra".
En esta década, y cerradas muchas revistas, pero con el prestigio remanente de la Edad de Oro, muchos dibujantes se dedicaron a la docencia. En cuanto a lo político, el gobierno militar comienza a hacer sentir su censura en la historieta y en el humor gráfico. En 1966 clausura Tía Vicenta porque hace chistes con los bigotes de Onganía y, algo mucho menos cómico, comienza a desconfiar de los guiones "fantasiosos" de Oesterheld y a recibir el mensaje subliminal que el guionista desarrolla en sus escritos. En 1969, para la revista Gente, Oesterheld "aggiorna" el guión de " El Eternauta", que esta vez dibuja Alberto Breccia, y que no llega nunca a terminar de publicarse (la serie culminó abruptamente), porque los ataques a la política son mucho menos sutiles y mucho más directos que en su versión original, y por la incomprensión que generó en los lectores, algunos de ellos nostálgicos de la primera versión. También, en este último año de la década se produce un hecho que entristece a todo el ámbito historietístico nacional: muere Divito, uno de los padres del género.